BSR propone atravesar 5 etapas para que la “materialidad” deje de ser un “duelo”

20.02.2018 | Reporte

En tono de humor, Director de BSR, Jonathan Morris, publicó un artículo titulado “Las 5 etapas del duelo de la materialidad” burlándose de las reacciones naturales de los ejecutivos de sostenibilidad cuando le mencionan el concepto. 


“Con una cara de desconcierto los ejecutivos tratan de llevar adelante el análisis de materialidad como si fuese un duelo que hay que travesar”, afirma Morris.

A pesar de la burla, Morris destaca que el análisis de materialidad es una herramienta comercial extremadamente valiosa para las empresas porque ayuda a priorizar las estrategias y recursos. Pero no niega lo dificultoso del proceso y propone que como todo duelo hay una serie de etapas o pasos que uno debe atravesar agregar valor.

Estos son los consejos de BSR para navegar las cinco etapas del duelo de la materialidad:

1. Negación: “no necesitamos esto”

Cuando comienzas un proceso de materialidad, la primera reacción de tus colegas puede ser una negación cerrada. La materialidad puede ser tanto una herramienta de concientización como un proceso de gestión del cambio, y los nuevos pueden resistirse inicialmente. En esta fase es importante ser lo más transparente posible sobre lo que implica la materialidad, cómo se involucrarán los individuos y cómo se usarán los resultados.

2. Ira: “¡no me agregues más trabajo!”

Una vez que ha roto la negación inicial, los colegas pueden reaccionar con enojo ante la sugerencia de aumentar su carga de trabajo, alegando que la materialidad no es su responsabilidad o incluso que es una pérdida de tiempo. La mejor táctica aquí puede ser la paciencia, pero también vale la pena compartir testimonios y estudios de casos de grupos de interés internos o externos para ayudar a sus colegas a ver el valor de su participación.

3. Negociación: “bien, pero hagamos el mínimo”.

En esta etapa, los colegas aceptan estar involucrados en un proceso de materialidad pero bajo ciertas condiciones. BSR recomienda intentar comprender lo que los colegas están dispuestos a comprometer en términos de tiempo y recursos, así como sus expectativas sobre lo que recibirán a cambio.

4. Depresión: “pero no veo mi función enumerada como una prioridad”.

Una vez que la materialidad está en marcha y se han producido los resultados iniciales, la depresión puede aparecer. Aunque esa puede ser una palabra demasiado fuerte, hay rastros de esta emoción cuando los colegas comienzan a ver dónde aparecen sus áreas o funciones en un mapa de materialidad. Pueden temer que su función esté siendo des-priorizada o que pierda recursos. Aquí, es importante recordarles que todos los problemas, funciones y personas consultadas durante la materialidad se consideran de alta prioridad; de lo contrario, no habrían sido incluidos.

5. Aceptación: “Bien, esto en realidad tiene sentido”.

Finalmente, alcanzas el objetivo final de aceptación. Después de ser informados, consultados y, en algunos casos, involucrados en el trabajo de los resultados del proceso de materialidad, los colegas han aceptado los resultados y reconocen que el análisis describe una realidad que quizás no hayan comprendido antes. El verdadero trabajo para impulsar los resultados comienza aquí.

Morris finaliza diciendo que cada vez hay más indicadores de los vínculos entre la materialidad y los impulsores del negocio por lo se están encontrando maneras de evitar “el dolor” de realizar este proceso. Asimismo, destaca la oportunidad de integrar la gestión de riesgos con la materialidad y de identificar nuevas oportunidades de creación de valor para la organización.

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