Europa pide facilitar el acceso a alimentos saludables

28.06.2016 | Alimentos

El Consejo sobre la mejora de los alimentos de la Unión Europea pide a los Estados miembros que, a más tardar a finales de 2017, establezcan un plan nacional de mejora de los productos alimentarios a fin de facilitar a los consumidores la opción saludable de aquí a 2020, mediante una mayor disponibilidad de alimentos con niveles más bajos de sal, grasas saturadas, azúcares añadidos, valor energético y, mediante la reducción del tamaño de las porciones, y faciliten información sobre la composición nutricional de los alimentos transformados.


El Consejo recomienda reforzar o desarrollar políticas nutricionales nacionales coordinadas y sostenibles, que incluyan la reducción del consumo de sal, grasas saturadas y azúcares añadidos.

La comunicación oficial presentada hoy cita las herramientas, tratados y recomendaciones que el Consejo ha realizado desde 2007 en relación a estos temas, como por ejemplo el Plan de acción global para la prevención y el control de enfermedades no transmisibles 2013-2020 de la UE; el informe de la Comisión al Parlamento Europeo y al Consejo en relación con las grasas trans en los alimentos y en la dieta general de la población de la Unión; el Marco de la UE para las iniciativas nacionales sobre determinados nutrientes; entre otros.

Además recuerda que en febrero de este año se realizó la Conferencia sobre la mejora de los alimentos organizada por la Presidencia en Ámsterdam, en la que la mayoría de los Estados miembros, así como Noruega y Suiza, así como los operadores del sector alimentario y las organizaciones no gubernamentales relacionadas con la salud aprobaron una hoja de ruta para la acción para la mejora de los alimentos.

El Consejo observa que  las cifras de sobrepeso, obesidad y otras enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta de la población europea son demasiado elevadas y siguen aumentando. Esto tiene una incidencia negativa sobre la esperanza de vida, reduce la calidad de vida de los ciudadanos de la Unión y afecta a la sociedad, por ejemplo, amenazando la disponibilidad de una mano de obra sana y sostenible e induciendo a unos elevados gastos sanitarios que pueden afectar a la sostenibilidad de los sistemas de salud. De este modo, también impone una carga económica a la Unión y a sus Estados miembros.

Por ello reconoce que para que la gente se alimente mejor, la opción saludable debería ser la opción fácil. Para lograr ese objetivo propone un planteamiento holístico: unos entornos físicos y sociales que apoyen y alienten patrones de consumo alimentario sanos, así como una información nutricional objetiva y una educación orientada a la salud pública son aspectos clave para las políticas y acciones a nivel nacional y local. Insta a mejorar los productos alimenticios, entre otras cosas mediante la reducción de los niveles de sal, grasas saturadas, azúcares añadidos y valor energético y mediante una mayor disponibilidad de porciones pequeñas o reducidas.

Recomienda a las empresas accionar en materia de nutrición y salud específicamente relacionadas con la mejora de los productos alimentarios en las iniciativas de auditoría relativas a la responsabilidad social de las empresas.

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