Nueva etiqueta premia la diversidad biológica y cultural de los productos de montaña

30.09.2016 | Cadena de valor

La Alianza para las Montañas de la FAO y Slow Food han presentado un plan de etiquetado voluntario para los productos de montaña, destinado a mejorar el acceso a los mercados para los pequeños productores de los países en desarrollo y a diferenciar a los productos de montaña como genuinos y sostenibles.


La nueva etiqueta concede un valor añadido a productos que sostienen la biodiversidad y los métodos de producción locales vinculados a las tradiciones culturales de las comunidades de montaña. Los productos que la lleven estarán disponibles en mercados, tiendas orgánicas y tiendas especializadas.

Entre los productos más emblemáticos de esta primera fase de la iniciativa de la Alianza para las Montañas figuran los albaricoques cultivados en la remota región montañosa de Batken, en Kirguistán, y el preciado amaranto negro, un grano producido en los Andes bolivianos. Existe una gran variedad de otros productos -desde café y té a especias de diferentes áreas montañosas de los países en desarrollo- que se comercializarán con la nueva etiqueta, que estará disponible gratuitamente para los productores de montaña tras un examen de sus productos y métodos de producción.

Al ofrecer a estos productos una marca identificable, el sistema de etiquetado ayudará a los productores locales a obtener reconocimiento en el mercado, garantizando que sus productos se elaboran y procesan en su mayor parte en zonas de montaña y son fruto de una producción a pequeña escala respetuosa de los ecosistemas locales. El programa –al que los productores se presentan de forma voluntaria- está diseñado también para garantizarles ingresos justos y la distribución equitativa de los beneficios a lo largo de toda la cadena de valor.

"Creemos que una etiqueta de montaña atraerá a los consumidores que están interesados en productos de calidad y respetuosos con el medio ambiente y les ofrecerá la información que necesitan para elegir de manera consciente los valores, métodos y comunidades que quieran apoyar con sus compras", señaló Rosalaura Romeo, oficial de programas de la Secretaría de la Alianza para las Montañas de la FAO. La Alianza supervisa la iniciativa con el apoyo financiero de la Cooperación Italiana para el Desarrollo.

"La promoción de la biodiversidad y el apoyo a los pequeños productores son ambas acciones cruciales para mejorar el desarrollo rural y asegurar el futuro de las zonas de montaña" explicó el Secretario General de Slow Food, Paolo Di Croce. “A pesar de la riqueza de su cultura y su patrimonio ambiental –añadió-, las comunidades de montaña continúan marginadas económicamente”.

Un motivo es que la lejanía y aislamiento de las zonas de montaña representa a menudo un obstáculo para los productores, limitando su acceso a los mercados, servicios de extensión, crédito e información. Además, el elevado número de intermediarios en la cadena de valor de muchos productos de montaña, significa que los productores no obtienen siempre una compensación justa.

Al promover productos de alto valor que benefician a la biodiversidad y generan rendimientos equitativos, la etiqueta permite a los consumidores comprar favoreciendo la conservación del medio ambiente, al tiempo que se reduce las presión que impulsa a los productores a utilizar métodos dañinos para el entorno. De este modo, se combate al mismo tiempo la pobreza y el uso insostenible de los recursos naturales en las regiones montañosas, y se contribuye a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible -en particular al ODS 1 de poner fin a la pobreza en todas sus formas en el mundo y al ODS 15 sobre el uso sostenible de los ecosistemas y la biodiversidad.

Cómo funciona

La etiqueta de montaña no es obligatoria para los productores, ni sustituye a otro etiquetado que deban utilizar según establece la legislación nacional. Pero es una herramienta sencilla para que los pequeños productores y las asociaciones puedan diferenciar sus productos de forma positiva. Aquellos que deseen solicitar la etiqueta puede contactar directamente con la Secretaría de la Alianza para las Montañas o a través de los centros de coordinación locales. Las solicitudes serán evaluadas en base a una serie de criterios, incluyendo factores como el tamaño de la producción, el impacto sobre el medio ambiente y la altitud a la que se elaboran los productos.

La Alianza se encargará igualmente de supervisar un sistema de verificación a través del cual un experto designado o entidad autorizada supervisarán periódicamente una muestra aleatoria de las mercancías con la etiqueta de Producto de la Alianza para las Montañas, para garantizar que siguen cumpliendo con todas las directrices.

Para un número selecto de productos -incluidos los de Kirguistán y Bolivia- la FAO aporta apoyo adicional. Con intervenciones que van desde formar a los productores en nuevos medios para ampliar y añadir valor a su producción, en el caso de los albaricoques kirguises, o ayudar a poner en marcha una nueva cadena de producción y distribución, como sucede con la recuperación del amaranto negro en Bolivia.

Colaboración

La iniciativa del etiquetado combina la capacidad de la Alianza para las Montañas para abordar los desafíos específicos de las zonas de altitud a través de su red global, con la experiencia de Slow Food en el apoyo a los cultivos y productos tradicionales que están en riesgo de desaparición, la protección de ecosistemas únicos y la recuperación de los métodos tradicionales de elaboración.

Esta colaboración se incluye en un acuerdo de tres años entre la FAO y Slow Food para promover sistemas alimentarios y agrícolas más inclusivos a nivel local, nacional e internacional. Slow Food se sumó en marzo de 2016 a la Alianza para las Montañas, la asociación de la ONU dedicada a mejorar los medios de subsistencia y los entornos de montaña.   

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