Entrevista

"Si en algo avanzamos es en la necesidad de descarbonizar el sector energético"

31.01.2018 | Entrevistas

Claudia Cronenbold ejerce desde 2016 la Vicepresidencia para América Latina y el Caribe del Consejo Mundial de Energía, entidad independiente que reúne a la industria. En una entrevista con ComunicaRSE, Cronenbold describió los principales resultados del Estudio sobre Escenarios Energéticos para América Latina de cara a 2060. Asimismo opinó sobre el debate alrededor de poner un precio al carbono y sobre el rol de la mujer en la industria energética.


El Consejo Mundial de la Energía (CME) lleva casi un siglo conduciendo el debate sobre las tendencias de la industria energética. Se trata de una institución acreditada por la ONU que funciona como red representando a más de 3000 organizaciones – tanto públicas como privadas – en casi 100 países.

Claudia Cronenbold ejerce la Vicepresidencia para América Latina y el Caribe del Consejo Mundial de Energía desde octubre de 2016. Además es presidenta del directorio de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos y Energía. En conversación con ComunicaRSE, Cronenbold destacó el rol del Consejo Mundial de la Energía de servir de "barómetro" de los asuntos de mayor actualidad del sector de la energía.

¿Cuál es la postura del Consejo Mundial de la Energía en relación con la Agenda 2030 de la ONU y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático?

“La postura del Consejo se apoya en el concepto del ‘Trilema Energético’, para afrontar el triple desafío actual de obtener energía de una forma segura, asequible y respetuosa con el medio ambiente. El Consejo lleva casi un siglo hablando de respeto por el Ambiente. Cuando todavía no se hablaba de cambio climático y las cuestiones energéticas pasaban por otro lado, el Consejo proponía este Trilema Energético con 3 pilares para el modelo global.

El primer pilar llama a la Seguridad en el suministro de la energía e implica asegurar la inversión. El segundo pilar reza por lograr una energía exequible, es decir permitir el acceso igualitario de la energía, muy vinculado al desarrollo social. Y por último el tercer pilar estratégico es la sostenibilidad ambiental, relacionada con la eficiencia energética y la promoción de fuentes renovables. La premisa detrás del Trilema es que si no destinamos recursos y acciones en cada uno de los tres pilares, siempre habrá un riesgo de que la sociedad esté descontenta y se genere una inestabilidad política y social. Es decir, si no invertimos en preservar el ambiente, los ejes de acceso y seguridad quedarán comprometidos”.

El Trilema se grafica de la siguiente manera:

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El Trilema propone una comparación del desempeño de los 100 países miembros del Consejo en estos 3 ejes. ¿Cómo está posicionada Latinoamérica en este sentido?

“Latinoamérica ha avanzado mucho en los últimos años, sobre todo en un punto clave del Trilema que antes estaba rezagado y que era el acceso a la energía. Habían países con índices inferiores al 50% de acceso y hoy han mejorado hasta alcanzar cerca del 95% de acceso a la energía. Este es un factor central para la agenda de desarrollo social. Todavía nos falta trabajar en el pilar de inversión en infraestructura. Se mantienen los problemas para garantizar el suministro, sobre todo en países con rápido crecimiento demográfico. Se requieren grandes inversiones en el sector energético y trabajar en eficiencia energética. Asimismo, América Latina es una de las regiones más activas dentro del Consejo. Es la que ha tenido mayor crecimiento en cantidad de comités nacionales. Los últimos en crearse fueron los consejos de Panamá y República Dominicana”.

¿Cuál es la posición del Consejo Mundial de Energía en relación a la descarbonización de la economía?

“El consejo al ser un organismo independiente no se inclina o promueve un tipo de energía en específico. Sin embargo, el Consejo si ha destacado la importancia de la descarbonización del sector energético. Es más, es una de sus principales estrategias del próximo periodo.
Para avanzar en este sentido, elaboramos un documento dirigido a América Latina que propone escenarios energéticos de cara al año 2060. Se destacaron 4 puntos estratégicos para atender:

1. Orientación de las políticas Públicas. Se identificó que es necesario trabajar en 3 grandes ejes en materia pública. A) La necesidad de generar inversión a escala en infraestructura para el acceso a la energía. B) Necesidad de integración regional. Esto se debe a que en nuestra región hay mucha complementariedad natural pero no hay integración regional. Por ejemplo, cuando hay sequía en el norte de Sudamérica y se genera desabastecimiento energético por falta del recurso, normalmente hay exceso de lluvia en el sur y una mayor generación hidroeléctrica. Si la región trabajara articuladamente se podría avanzar en el intercambio de energía. La complementariedad se da en forma natural, por cuestiones climáticas y geográficas. Sin embargo, hoy no están las condiciones para tener una integración.

c) La importancia del liderazgo estatal para resolver las incertidumbres en largo plazo. Uno de los mayores desafíos para viabilizar las inversiones en el sector energético es la falta de seguridad política.

2. Enfoque de oportunidades en el sector energético. Las condiciones demográficas de las megaciudades latinoamericanas impulsan nuevas tendencias en energías. Se destacan las oportunidades de la región en energía solar, eólica y geotérmica. Este tipo de energías tienen mejores resultados q en otras regiones.

3. Políticas relacionadas con el cambio climático. De acuerdo a estudios del Consejo Mundial de Energía, nuestra región ha sufrido 3 veces más y con mayor intensidad las consecuencias de efectos climáticos, como el niño y la niña. La preocupación de la región pasa por mitigar los impactos del cambio climático.

 4. Gestión de riesgos. El consejo habla de los riesgos relacionados con reservas de petróleo y gas q no se desarrollarán por no ser competitivos ante una creciente mejora de las energías renovables”.

¿Cuál es su opinión en relación a la presión que los inversores están ejerciendo sobre las empresas petroleras para que descarbonicen sus operaciones e impulsen la divulgación de los riesgos ante el Cambio climático?

“Si en algo hemos avanzado de forma colectiva ha sido en la consciencia de la necesidad de descarbonizar nuestra economía. En América Latina no tenemos tanta presencia del carbón como fuente primaria de energía, por lo que la presión sobre los proyectos es menor. Pero en el sector de hidrocarburos, la mayoría de las empresas han adoptado como estrategia la firme intención de disminuir las emisiones de carbono dentro de sus procesos productivos. Hay cada vez más presión por comunicar y divulgar estos temas y eso es prometedor”.

Existe un debate acerca de poner un precio a las emisiones de carbono como forma de crear mercados e impulsar las energías renovables, ¿cómo evalúan este tema desde el Consejo?

“Creo que todavía no hemos llegado al consenso y considero que hacen falta algunas bases para avanzar, como por ejemplo lograr un consenso técnico sobre cuál es la unidad de medida. La clave pasa por la fuente energética. ¿Cómo medimos emisiones de un auto eléctrico versus un auto convencional? La clave pasa por saber si esa electricidad proviene de una fuente contaminante o no. Es importante primero saber cuál es la metodología que se usará para luego establecer un precio correcto. Creo que todavía no hemos llegado a ese nivel de consenso y faltan pasos previos, como trabajar en eficiencia energética. Será difícil ponernos de acuerdo porque se trata de discutir desde intereses nacionales diferentes para lograr un objetivo común”.

En la industria energética se multiplica cada vez más el liderazgo femenino, tal el caso de Vicki A. Hollu, CEO de la petrolera Occidental Petroleum; Patricia L. Kampling, presidencia de Alliant Energy Corp; entre otras. ¿Cómo percibe usted este proceso? ¿Se mantiene aún el techo de cristal en la industria?

Creo que las mujeres debemos sentirnos confiadas en que podemos lograr escalar a posiciones de liderazgo. Sin embargo, es igualmente cierto que abundan las situaciones de desigualdad que obstaculizan a las mujeres líderes. Aún hay mucho para trabajar, creo que hay muchas aristas para abordar desde el plano de los detalles hasta situaciones más complejas de desigualdad. El mundo a paso lento va avanzando hacia el respeto a la diversidad. Un cambió que veo con mucha alegría es que antes la mujer debía volverse un hombre para entrar al mundo de los negocios, debía masculinizar su estilo de liderazgo. Hoy las mujeres líderes saben preservar sus rasgos femeninos a la hora de liderar equipos. Creo que el verdadero valor de sumar liderazgo femenino es sumar nuevas visiones, que al final es lo que hace a la diversidad. Si somos todos iguales tendremos siempre los mismos resultados, la diversidad es lo que promete mejores resultados”. 

Entrevista: María Julia Arana

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