La agenda climática en Latinoamérica de cara a la COP 28

Alicia Moreno Lara
Directora de Estrategia ESG de KPMG México
En los países latinoamericanos, se ha observado una adherencia cada vez mayor a compromisos globales y la adopción de mejores prácticas basadas en marcos regulatorios, estándares internacionales y mecanismos específicos
09.10.2023 | Opinion

Representantes gubernamentales, organizaciones vanguardistas, activistas ambientales y otros líderes de todo el mundo se estarán reuniendo en la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, para promover el intercambio de ideas y la definición de estrategias para abordar los impactos, riesgos y oportunidades  asociados al cambio climático. 

La transición energética, la aceleración de la innovación y la relación clima-naturaleza serán los temas clave a ser abordados.

Entre otros, la transición energética, la aceleración de la innovación y la relación clima-naturaleza serán los temas clave a ser abordados. Actores de numerosos países, se encuentran ya desplegando esfuerzos relevantes para revertir los impactos del cambio climático y desde Latinoamérica, podrán observarse avances y retos significativos como los siguientes.

La incorporación de instrumentos de precio al carbono, la actualización de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) y el lanzamiento de taxonomías sostenibles son piedras angulares cada vez más relevantes en la región, encaminadas a cerrar brechas ambientales, perseguir ambiciones climáticas y reducir vulnerabilidades sociales,  así como a incrementar flujos financieros y apalancar la movilización de capital para actividades sostenibles. 

Países latinoamericanos como Chile, México, Panamá, Colombia, Brasil, Argentina, Paraguay y Perú, han establecido marcos regulatorios y ambiciones nacionales para abordar los compromisos de mitigación y adaptación al cambio climático. En el ámbito de mitigación, distintos países han ratificado y actualizado sus NDCs, incrementando su meta de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) con respecto a su línea base, buscando apalancarse del financiamiento internacional, la innovación y la transferencia de tecnología.  

Asimismo, se han establecido en la región, líneas de acción que se articulan integrando elementos transversales, como las soluciones basadas en la naturaleza y la adaptación comunitaria. En esta línea, se están implementando estrategias nacionales y programas sectoriales que buscan robustecerse con reglas de operación claramente definidas y con estrategias específicas por industria para abordar las ambiciones climáticas, de manera oportuna y eficiente.

Los cinco sectores emisores más importantes son la electricidad, el transporte, la construcción, la industria y la agricultura.

A nivel mundial, desde una perspectiva sectorial, los cinco sectores emisores más importantes son la electricidad, el transporte, la construcción, la industria y la agricultura.

En varios países de Latam, la generación de electricidad es la mayor actividad emisora debido al uso de combustibles fósiles en las centrales eléctricas. Existen programas de desarrollo que tienen como objetivo reducir la emisión de gases y compuestos de efecto invernadero a través de líneas de acción encaminadas a (a) integrar energías limpias en la generación eléctrica b) sustituir combustibles de alto contenido de carbono por gas natural en centrales de alta eficiencia; y c) reducir las pérdidas técnicas de la red eléctrica5.   

Entre otras, iniciativas como los planes de modernización de centrales hidroeléctricas, el fomento del uso de hidrógeno verde en centrales híbridas, los proyectos de electrificación rural y los proyectos de viviendas alimentadas por energía solar están respondiendo a la necesidad de apalancar el uso de energías limpias y renovables, así como a la movilización de financiación climática.

Siendo los motores de combustión interna en el sector transporte, una de las principales fuentes de GEI y contaminantes climáticos de vida corta, la región trabaja en la consolidación de estrategias de movilidad eléctrica para implementar mecanismos justos y seguros que permitan la transformación del transporte público, la actividad de mayor impacto social y la prevención de importantes efectos negativos en la salud de la población.

Entre otras, se encuentran iniciativas relevantes como la aplicación de normativas relacionadas con la eficiencia energética vehicular, el desarrollo de programas de transporte limpio, la planificación urbana para la recuperación del espacio público peatonal, la ampliación y rehabilitación de redes ferroviarias, las estrategias de trabajo remoto y el decreto de minerales estratégicos para la transición energética, innovación tecnológica y desarrollo regional.  

En el sector industrial, las emisiones se generan principalmente por el uso de combustibles fósiles en algunos procesos industriales, por la transformación de materias primas a través de procesos químicos y físicos, y por emisiones fugitivas. 

Responder a través de acciones de mitigación climática, la industria está participando activamente en mercados voluntarios de carbono o Sistemas Mexicano de Comercio de Emisiones (SCE) y en la implementación de mecanismos de fijación de precios al carbono. Además, se está diseñando y desplegando estrategias de economía circular y programas regulatorios para promover la cogeneración eficiente. 

El  sector agrícola es importante para la adaptación al cambio climático y para garantizar la seguridad alimentaria. Así, se promueve la agricultura de conservación, prácticas agroecológicas, reducción de las quemas agrícolas, la promoción de agrosilvopastoriles sostenibles, el uso de energías de origen renovable, así como las medidas para la captura y manejo de biogás a partir de desechos.

La región se presenta comprometida a incrementar sus acciones hacia la captura de carbono y la conservación de sus ecosistemas a la vez que protege el capital biocultural.

En lo general, la región se presenta comprometida a incrementar sus acciones hacia la captura de carbono y la conservación de sus ecosistemas a la vez que protege el capital biocultural. Por lo tanto, se está prestando mayor atención a las Soluciones Basadas en la Naturaleza y a la implementación de estrategias para la reducción de emisiones debidas a la deforestación y degradación de los bosques (REDD+), al tiempo que se ratifica el compromiso de distintos países a lograr metas de deforestación neta cero.  

Es imperante, sin embargo, establecer y fortalecer acciones específicas para responder a ambiciosas metas para incrementar las Áreas Naturales Protegidas (ANPs) y las Áreas Voluntariamente Destinadas a la Conservación y de restauración.

Para abordar estos desafíos en los países latinoamericanos, se ha observado una adherencia cada vez mayor a compromisos globales y la adopción de mejores prácticas basadas en marcos regulatorios, estándares internacionales y mecanismos específicos, encaminados a aprovechar los planes existentes e implementar adecuadamente los cursos de acción requeridos para acelerar los programas y la consecución de objetivos a través de diversos mecanismos para respaldar las estrategias climáticas actuales y potenciales.

 

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